En pasadas fechas fuimos testigos de una de las más mediocres participaciones de la H.H. Selección Mexicana de Futbol en el mundial de Sudáfrica 2010, dónde al ritmo de Waka Waka y para no perder la tradición los “mocos” lograron calificar de la primera ronda al más burdo estilo del “panzazo”, es decir por diferencia de goles y la aritmética de rancho lograron los puntos mínimos necesarios para pasar a la segunda ronda.
Segunda ronda de la cual no pasaron al perder por goleada frente a la selección de Argentina con un maravilloso marcador de cuatro goles a cero, Fairplay!
Los escaparates de la televisión, radio, prensa dónde la ya famosa publicidad de grupo Bimbo hizo un “Haz Sandwich” se fue degenerando en un lacónico “Haz Goles”, para terminar triste y burlonamente con un “Haz Maletas”.
Todo esto lo hemos vivido en cada participación de la Selección Mexicana y termina sucediendo lo mismo: no pasan a Cuartos de Final. Esta tremenda mediocridad de los jugadores inflados en su ego y sus cuentas bancarias es nauseabunda, al analizar las declaraciones y el contexto en el que todo se desarrolla.
Su máxima aspiración y por ende lo que transmiten a la sociedad mexicana (Sus fervientes seguidores) es la de sólo calificar a la siguiente ronda y seguirse preparando para el siguiente mundial.
A mis 28 años he sido testigo de siete mundiales: (México 86; Italia 90; EEUU 94; Francia 98; Corea-Japón 2002; Alemania 2006 y Sudáfrica 2010) y en todos la cantaleta es la misma.
El desfile de directores técnicos y de jugadores ha sido interminable. Si Bora Milutinovic no sirve para nada es un mediocre ladrón, fue de lo más sonado en su época. El Doctor Miguel Mejía Barón no salió ileso de las agresiones de una sociedad cegada por la gran ignorancia y la profunda estupidez de la afición nacional.
Sven Goran Erickson, con una escala técnica en el pentapichichi Hugo “Hugol” Sánchez y el ahora dilapidado Javier “Vasco” Aguirre quienes han sido bombardeados por los medios de comunicación como unos pésimos timoneles de nuestra Heroica y humillada selección. Desafortunadamente el deporte favorito de los mexicanos No es el fútbol, es el deporte de buscar culpables y crear pretextos para el fracaso.
Todo esto ya lo sabemos; no es cuento nuevo; el día a día del futbol mexicano es el scaparate de jugadores que cobran en cientos de miles de dólares por jugar mediocremente. Con contratos de publicidad, exclusividad en televisión, marcas trasnacionales facturando la imagen de estas delicadas vedettes, que ni siquiera son capaces de ganarle un Sprint a un jugador Uruguayo y no se diga a una Argentina que no estaba en su mejor fútbol.
¿Acaso el problema son los directores técnicos?, seamos realistas por unas vez en la vida y bien sabemos que la respuesta es NO, son los jugadores mediocres, arrastrando una educación institucional, social, endémica y genética que tenemos los mexicanos predispuesta al fracaso.
Una educación tan arraigada y aferrada a la mediocridad y totalmente enfocada al fracaso. Los traumas de nuestra sociedad que siempre se encoje de hombros, hace una mueca y se frustra cada vez más, pero es incapaz de salir adelante justificándolo todo con un pusilánime “¿y qué puedo hacer yo? -pos- si así ha sido siempre”.
Hace unos días leí un comentario de una muy querida amiga y cita: “Ay mexicanito, tu como el burro aguador, cargando tanta agua y muerto de sed”, lo cual me lleva a un ejemplo burdo y simple de la correlación existente entre directores técnicos y jugadores con un artesano y sus productos:
El más fantástico artesano, capaz de realizar verdaderas obras de arte, no puede hacer mucho ni satisfacer ninguna expectativa teniendo una materia prima pobre y envilecida. ¿Es necesario ser más claro? pues bien, podríamos contratar y traer a los mejores directores técnicos del mundo, las mejores escuelas de futbol, pero los jugadores están programados para fracasar desde que nacen, desde que se forman y desde que abandonan la educación primaria ó máximo secundaria para dedicarse a dar patadas y así tener qué comer.
Tristemente el fútbol que es sólo un deporte espectáculo a nivel mundial, tiene un colosal peso en la mentalidad de las sociedades tercermundistas y subdesarrolladas cómo la nuestra. La gente nace, crece y se educa con el futbol bellamente mitificado por el Dios Televisión, creando ídolos y mini tlatoanis; adorados y admirados, “dignos” modelos a seguir y más en los niños pequeños en busca de una propia identidad.
El ejemplo que reciben nuestros niños y jóvenes a través del Dios Televisión es la de un montón de jugadores escandalosos que se deprimen porque “Belinda los mandó a la goma” ó se hacen fama por sus escándalos alcohólicos en los grandes festejos que tienen. Son personas del que de ahora en adelante he decidido denominar como el “Jet-Shit” ¡Autogooool!.
Este es un espejismo futbolero de lo que realmente representa la sociedad mexicana actual. Una sociedad descompuesta desde su núcleo: “la familia”; una célula la cual su núcleo está infectado por el virus de la corrupción, dónde los valores son inexistentes. El respeto y la moral no configuran en la sociedad mexicana ¡Zambombazo!
“El que no tranza, no avanza”, son las frases con las que los niños son educados en sus casas dónde los padres nunca están (parte del modelo capitalista actual) y por lo regular son educados por los abuelitos y peor aún, por la misma Televisión abierta. Pero ¿cómo se descompone si los abuelos son la sapiencia en vida? Pues simple y sencillamente con una frase al más viejo estilo del ratoncito Topo Gigio refiriéndose a la relación entre abuelos y nietos: “Nos quieren como a sus hijitos pero nos consienten más” ¡Y claro que esto no es un “off-side!
A este tenor de formar verdaderos alcahuetes nos enfrentamos a la carencia total de educación. Lo cual me lleva a un segundo factor de putrefacción: el desconocimiento de las diferencias entre educación e instrucción.
La instrucción se da en las escuelas para formar a los individuos en la sociedad.
La educación se da en las casas con la transmisión de los padres a los hijos.
En este punto del texto estamos reflexionando y nos encontramos con que el binomio está totalmente corrupto.
El problema es bastante grande y los factores son interminables. Inclusive habría que hacer una gran reflexión sobre el pasado histórico de nuestras sociedades latinoamericanas pero eso será cuestión de otro Blog. El cual me pondré a preparar “mañana, hoy ya me dio sueño, total, no pasa nada”.
ebb16/08/2010
No hay comentarios:
Publicar un comentario